viernes, 17 de julio de 2009

LOS VECINOS OPINAN

Ideología u oportunismo Por Pepe Bravo Este fin de semana leyendo la versión digital de una edición pasada del conocido diario argentino El Clarín, me encontré con un interesante artículo de opinión que iniciaba con el siguiente texto: "¿Dónde están los nuevos Bertrand Rusell, los jóvenes Jean Paul Sartre? En Europa, los grandes intelectuales de la izquierda han desaparecido como los dinosaurios, y no precisamente a causa de un asteroide, sino porque la gran potencia mundial los hizo cambiar de software". Lúcidas palabras del articulista, quien se expresó así al parecer decepcionado por la extinción del pensamiento de avanzada en Occidente, cuna de la filosofía. Profundicé mi reflexión. No solo han desaparecido intelectuales como estos, sino también pensadores como Marx o Lennin; liberales como Friedrich Hayeck y Isaiah Berlín o filósofos como Karl Popper, Rudolf Carnal o Thomas Engel, entre muchos otros. Sin ir muy lejos ¿qué sucedió con el pensamiento latinoamericano? José Carlos Mariátegui, Víctor Raúl Haya de la Torre, Pedro Henriquez, Carlos Rangel y otros tantos pensadores y filósofos de la región que marcaron época y movilizaron a millones de latinoamericanos en casi 90 años del siglo XX? Incluso movimientos y reformas que generaron nuevos marcos de pensamiento dentro de los que numerosos estudiantes, trabajadores y profesionales produjeron líneas de reflexión. Entre ellos el Concilio Vaticano II (filosofía basada en el concepto de la liberación de los oprimidos); Enrique Dussel (quien plantea la teoría de escucha de los excluidos); Gustavo Gutiérrez (con su famosa Teología de la liberación) o el movimiento independiente del Colombiano Antonio García Nossa (con su teoría latinoamericana del desarrollo) Podemos hablar de decenas de pensadores y filósofos del siglo XX que marcaron el comportamiento intelectual, social y profesional de jóvenes y adultos, hombres y mujeres, pobres y ricos. ¿Qué pasó entonces a finales del siglo pasado y lo que va del siglo XXI? ¿Este es un nuevo siglo marcado aún por corrientes de pensamiento o por el oportunismo? Creo que, en muchos casos, por el oportunismo. Oportunismo electoral, político, profesional y laboral; oportunismo de los medios de comunicación, de nuestros gobernantes. Se prefiere hacer un proyecto electoral oportunista, antes que un proyecto nacional de largo plazo; se promueven políticos que se aprovechen de la necesidad de la gente para ganar las elecciones. También medios oportunistas que prefieren el borrón y cuenta nueva, capaces de todo por dinero y poder; políticos tránsfugas que no reparan en abandonar su partido de origen, para irse a otro y lograr sus intereses personales. No debemos perder la mirada en torno a lo importante que es el pensamiento ideológico o filosófico; a lo fundamental que es adoptar una posición y defenderla en la vida. El oportunismo hace que tomemos una u otra postura; que estemos en un partido u otro, que nos aprovechemos de los demás, de las circunstancias, de las debilidades. El oportunista es “tibio” está “con Dios y con el diablo”, no tiene una posición fija. El oportunismo salvaje no deja entrever quién soy realmente; nos impide ser fieles a nuestros principios, valores y creencias. En Barranco ¡basta ya! de alcaldes oportunistas. Digámosles ¡ALTO! ¡BASTA! ¡HASTA AQUÍ NOMAS! a quienes no tienen un ideal o pensamiento ideológico a favor del bien común. Rechacemos a los oportunistas que planifican maquiavélicamente desde sus campañas electorales cómo robarle al distrito, cómo beneficiarse con sus bienes, con sus licitaciones, cómo aprovecharse de sus electores. Y nosotros, los electores, los sufridos amantes de Barranco, es importante que seamos también menos oportunistas. Si tenemos autoridades corruptas, que se aprovechan de los demás y que nos creen “ignorantes” pongámonos en la “esquina del frente”, defendamos lo que creemos, pero con tolerancia y sabiduría. Dejemos el plano intermedio y seamos fieles a lo que pensamos. Ser cristiano, socialista, conservador o liberal no es un pecado. Dejar que nuestras autoridades roben, usufructen, adulteren, se aprovechen, sí lo es. No podemos mantenernos al margen de lo que sucede. No seamos “tibios” porque incluso el mismo Cristo en Apocalipsis 3:15 los condenó “Más te vale que seas frío o caliente, porque a los tibios los vomitaré”.

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