sábado, 26 de junio de 2010

CASA DASSO, GINO ROMERO Y LOS MEZARINAS

ALCALDE MEZARINA VS GINO ROMERO ( EX ASESOR DE MEZARINA)
Felipe Mezarina Olivera, padre del alcalde de Barranco, Antonio Mezarina, amenazó de muerte a los propietarios del edificio que se construye en el malecón Paul Harris, en caso de no detener la obra. Las amenazas fueron grabadas cuando Felipe Mezarina (padre), el alcalde y otras personas llegaron a la obra para tratar de frenar por la fuerza la continuación de la misma, lo cual fue impedido por la policía que llegó al lugar.Gino Romero, abogado de la familia Dasso Botto, propietaria del edificio, dijo que la obra cuenta con licencia de construcción otorgada por el alcalde.
FUENTE DIARIO OJO 25 de Junio del 2010
Revisen: http://www.rpp.com.pe/2010-06-24-barranco-padre-de-alcalde-amenaza-de-muerte-a-propietarios-de-edificio-video_274914.html Sin embargo, estos conflictos donde los perjudicados somos todos los barranquinos se hubieran evitado si la Municipalidad de Barranco no hubiera otorgado licencia de construccion a la familia Dasso Botto, despues de haber autorizado, Mezarina pretende estar en contra. Como siempre tira la piedra y esconde la mano, y pretende ser elegido nuevamente, ahora con Kouri. TENGAMOS CUIDADO CON EL ALCALDE DE SU FAMILIA ... http://angelicanoguerol.blogspot.com/2009/09/mas-construcciones-menos-ingresos.html

jueves, 10 de junio de 2010

LA VERDAD

Fuente: Diario La Verdad
Es lamentable que la opinion publica demuestre una vez mas el mal trabajo que realiza el Alcalde Mezarina en la administracion, de la Municipalidad de Barranco.
Vecinos y amigos no nos dejemos engañar con estas personas, tengamos mucho cuidado para no volvernos a equivocar
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LA CORRUPCION SE COMBATE

Desde el seno familiar
* Por José Luis Bravo Russo “A tal palo, tal astilla”, reza el dicho popular. Y cuando se trata de corrupción, la historia tiene mucho que decir. ¿Cuántas mafias se han formado en el seno de muchas familias? Muchos son los casos, pero muy pocos asumen que la familia es la única llamada a romper el círculo vicioso de la corrupción.
Mal ejemplo Definir corrupción, no es fácil. Uno porque acusar a alguien de corrupto es fuerte y, otro porque generalmente se le asocia a la gestión pública y a palabras como robo o estafa. El problema es que hoy pareciera que la sociedad valora más al hombre exitoso que al hombre virtuoso. Con ese criterio, la búsqueda del éxito es a costa de cualquier cosa. En otras palabras, el fin justifica los medios. La sicoterapeuta chorrillana Silvia Chuquimajo explica que “la corrupción es un esquema cultural que se va haciendo cada vez más patente y que va generando un círculo vicioso difícil de romper”. Ella agrega que con el tiempo se va erróneamente justificando en la mente de miles de peruanos porque tiene el efecto de “si ellos lo hacen ¿por qué yo no?”. Si bien los ránkings internacionales nos dejan bien parados -Perú figura en el lugar 72 entre 150 países y sexto a nivel latinoamericano-, pueden llevar a confusión: el tema no es ser más o menos corruptos, sino dejarlo de ser.
Acabarlo desde casa

La pregunta de siempre ¿cómo hacerlo? Nadie se vuelve corrupto de un momento para otro, lo mismo que una persona no miente por primera vez a los 30 años. Y es que la corrupción es un ciclo que se inicia en la infancia.Los padres tenemos la misión de educar a nuestros hijos en valores humanos y naturales: en el orden, la sinceridad, el respeto, la solidaridad... si queremos que sean correctos.
Uno aprende a ser honesto cuando ve que la gente es honesta. Desde ese punto de vista, si un niño tiene un ejemplo adecuado en casa, es difícil que se pueda desviar. El problema es que “la noción de rectitud no está muy presente en la sociedad. El pasarse una luz roja, hacerse el vivo y no decir nada si un cobrador o una cajera se equivoca… son pequeñas cosas que uno se permite; los niños las perciben como normales y después las repiten. Creo yo que todo parte por el respeto. Respeto en casa, en el trabajo, en el barrio. Del respeto derivan las demás virtudes. El respeto nos lleva a la tolerancia, nos hace ver que los problemas no se resuelven a golpes ni que se ridiculiza al que piensa distinto que uno.
Si imponemos el respeto en la casa, tendremos parte del problema de la corrupción resuelto. Silvia Chuquimajo señala la importancia de enseñar a los niños a pedir prestado y devolver lo prestado. “Nuestros hijos deben aprender que no se toma lo ajeno gratuitamente, aunque sea del hermano o de la mamá. Hay niños que se quedan con los vueltos y uno muchas veces lo deja pasar”, agrega.Para qué hablar de copiar en una prueba. “He escuchado a papás decir: ‘tonto, yo también copiaba, pero a mí no me pescaban’”.A nuestros niños debemos enseñarles que la vida nos presentará desafíos, que debemos respetar los turnos, que no nos debemos amparar en la preferencia para sacar provecho.
Instruirlos que deben respetarse la autoridad y las reglas, lo importante que es pagar las cuentas a tiempo… En fin, enseñarles que se triunfa con esfuerzo y no por “tarjetazos” o porque se es más fuerte. Quitemos de nuestros hogares el “si todos lo hacen, nosotros por qué no…” no podemos justificar un delito por las obras. No enseñemos que la corrupción en sus diferentes modalidades es justificable. La corrupción es un delito, esa es la verdad, y la verdad es la verdad, no hay medias tintas. A nuestros niños hay que alejarlos de ella con nuestros ejemplos y que se debe ser honesto siempre, sea cual fuere la circunstancia. Todo líder doméstico sea este papá, mamá o hermano mayor; líder social como el presidente de la República, presidente regional, alcalde, legislador, regidores debemos ser ejemplo, no nos queda otra. Enseñémosles a nuestros jóvenes que nuestra elección debe ser por la honestidad y el respeto.
El futuro de la juventud y la niñez no solo está en manos de las
autoridades, también en las de sus padres: ¡Luchemos por
combatir la corrupción desde el seno de nuestro hogar!

IMPORTANTE PARA REFLEXIONAR

UN CLICHÉ QUE TENEMOS QUE ERRADICAR DEFINITIVAMENTE Robó, pero hizo Por: Francisco Miró Quesada Rada* Lunes 24 de Mayo del 2010
Que un gobierno —nacional, regional o local— haga obras no está en discusión, el problema está en saber cómo se hizo la obra.A muchos no les interesa que una autoridad robe con tal de que haga obras. De ahí la frase “robó, pero hizo”. La necesidad —y, en otros casos, el interés particular de quienes intervienen en la obra— es una de las principales causas de que esta frase sea tomada como algo natural entre muchos y, felizmente, no por la mayoría que está en contra de la corrupción.Este argumento está relacionado peligrosamente con el pragmatismo; si una persona es eficiente, vale decir pragmática, puede robar con tal de que haga obras. En esencia no hay ninguna relación entre ambos términos. Un pragmático debe ser honesto en el manejo del dinero público, cuyo origen está en nuestros impuestos; es decir, nuestro dinero que va a las arcas del Estado para que este invierta en beneficio de toda la sociedad.Pero el tema se agrava cuando el ladrón que se llevó una gran tajada sabe que con ese dinero robado se pudo hacer más obras, y es aun peor cuando ese ladrón ha violado los derechos humanos.No solo robó sino que toleró asesinatos y torturas. Esta segunda actitud debe ser evaluada, como la malhadada frase “robó, pero hizo”; “violó los derechos humanos, pero se hizo”. En una sociedad hay valores y esos valores tienen que respetarse; de otra manera, se estará fomentando la corrupción, el peor flagelo para el progreso de una nación.Quienes asumen y creen en esa frase “robó, pero hizo” nos están diciendo que, al menos potencialmente, ellos pueden hacer lo mismo. En su familia, en su empresa, en su trabajo, porque en ese contexto también hacemos cosas. Entonces lo que se aplica en lo público perfectamente puede suceder en la vida privada.La idea, el concepto, está presente y en cuanto tal es parte de una conducta. Amparamos el robo y el crimen de una persona porque hace cosas. El hacer es más importante que los valores.¿Cuánta obra es el producto del robo, del engaño, de la mentira y del crimen? Esta situación debe cambiar y la malhadada frase tiene que ser descartada del cerebro de algunos, y para ello se requiere que el discurso político deba ser ético, además de pragmático.Igualmente, es peligroso para el progreso moral de una sociedad que todo empiece a relativizarse. Si todo es relativo, entonces los valores son relativos, y si lo son podemos proceder al margen de ellos. El relativismo es una peligrosa filosofía, porque con tal de hacer obras podemos violar valores como la libertad, la justicia, el honor y la dignidad de una persona.Asumir como normal que una autoridad puede robar con tal de hacer obras y que en política todo es relativo significa que quienes creen en esto, anteponen los medios a los fines. Usar al ser humano como un medio o instrumento para robar o asesinar es lo más peligroso y despreciable que puede ocurrir. Por eso, la ciudadanía debe exigir a quienes pretenden ocupar una responsabilidad pública una conducta de corrección y transparencia; un discurso donde lo ético tenga más peso que lo práctico porque, en esencia, el comportamiento ético es la mejor forma de demostrar que el progreso de un pueblo depende de los valores predominantes entre los ciudadanos.Finalmente, ¿no le parece a usted que solo un tonto votaría por una persona a sabiendas de que le va a robar?
(*) Director