Desde el seno familiar
* Por José Luis Bravo Russo
“A tal palo, tal astilla”, reza el dicho popular. Y cuando se trata de corrupción, la historia tiene mucho que decir. ¿Cuántas mafias se han formado en el seno de muchas familias? Muchos son los casos, pero muy pocos asumen que la familia es la única llamada a romper el círculo vicioso de la corrupción.
Mal ejemplo
Definir corrupción, no es fácil. Uno porque acusar a alguien de corrupto es fuerte y, otro porque generalmente se le asocia a la gestión pública y a palabras como robo o estafa.
El problema es que hoy pareciera que la sociedad valora más al hombre exitoso que al hombre virtuoso. Con ese criterio, la búsqueda del éxito es a costa de cualquier cosa. En otras palabras, el fin justifica los medios.
La sicoterapeuta chorrillana Silvia Chuquimajo explica que “la corrupción es un esquema cultural que se va haciendo cada vez más patente y que va generando un círculo vicioso difícil de romper”.
Ella agrega que con el tiempo se va erróneamente justificando en la mente de miles de peruanos porque tiene el efecto de “si ellos lo hacen ¿por qué yo no?”.
Si bien los ránkings internacionales nos dejan bien parados -Perú figura en el lugar 72 entre 150 países y sexto a nivel latinoamericano-, pueden llevar a confusión: el tema no es ser más o menos corruptos, sino dejarlo de ser.
Acabarlo desde casa
La pregunta de siempre ¿cómo hacerlo? Nadie se vuelve corrupto de un momento para otro, lo mismo que una persona no miente por primera vez a los 30 años. Y es que la corrupción es un ciclo que se inicia en la infancia.Los padres tenemos la misión de educar a nuestros hijos en valores humanos y naturales: en el orden, la sinceridad, el respeto, la solidaridad... si queremos que sean correctos.
Uno aprende a ser honesto cuando ve que la gente es honesta. Desde ese punto de vista, si un niño tiene un ejemplo adecuado en casa, es difícil que se pueda desviar. El problema es que “la noción de rectitud no está muy presente en la sociedad. El pasarse una luz roja, hacerse el vivo y no decir nada si un cobrador o una cajera se equivoca… son pequeñas cosas que uno se permite; los niños las perciben como normales y después las repiten. Creo yo que todo parte por el respeto. Respeto en casa, en el trabajo, en el barrio. Del respeto derivan las demás virtudes. El respeto nos lleva a la tolerancia, nos hace ver que los problemas no se resuelven a golpes ni que se ridiculiza al que piensa distinto que uno.
Si imponemos el respeto en la casa, tendremos parte del problema de la corrupción resuelto.
Silvia Chuquimajo señala la importancia de enseñar a los niños a pedir prestado y devolver lo prestado. “Nuestros hijos deben aprender que no se toma lo ajeno gratuitamente, aunque sea del hermano o de la mamá. Hay niños que se quedan con los vueltos y uno muchas veces lo deja pasar”, agrega.Para qué hablar de copiar en una prueba. “He escuchado a papás decir: ‘tonto, yo también copiaba, pero a mí no me pescaban’”.A nuestros niños debemos enseñarles que la vida nos presentará desafíos, que debemos respetar los turnos, que no nos debemos amparar en la preferencia para sacar provecho.
Instruirlos que deben respetarse la autoridad y las reglas, lo importante que es pagar las cuentas a tiempo…
En fin, enseñarles que se triunfa con esfuerzo y no por “tarjetazos” o porque se es más fuerte. Quitemos de nuestros hogares el “si todos lo hacen, nosotros por qué no…” no podemos justificar un delito por las obras. No enseñemos que la corrupción en sus diferentes modalidades es justificable. La corrupción es un delito, esa es la verdad, y la verdad es la verdad, no hay medias tintas. A nuestros niños hay que alejarlos de ella con nuestros ejemplos y que se debe ser honesto siempre, sea cual fuere la circunstancia.
Todo líder doméstico sea este papá, mamá o hermano mayor; líder social como el presidente de la República, presidente regional, alcalde, legislador, regidores debemos ser ejemplo, no nos queda otra. Enseñémosles a nuestros jóvenes que nuestra elección debe ser por la honestidad y el respeto.
El futuro de la juventud y la niñez no solo está en manos de las
autoridades, también en las de sus padres: ¡Luchemos por
combatir la corrupción desde el seno de nuestro hogar!
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